Las princesas y el sapo feroz. Trasunto de guión disparatado, a la mayor gloria de un tonto certificado por AENOR.


Qué? Que Berlanga ya no rueda??
Joder, pues tengo un guión que le iba que ni pintao.

Ponte en situación:
Esta que lo es se va mañana cagando leches al pueblo, a pasar un puente en el que QUIERO DORMIR CATORCE HORAS DIARIAS!! más que nada es que tengo unas ojeras tremendas, estoy muy cansada.
Las princesas quedan con su papi a tomar una totatola, porque como mañana es miércoles y no le van a ver... una pena, porque papi primero pensó en invitarlas a cenar, pero claro... no tenía nada en la nevera, pobrete...

Diez minutos después de la excusa me acuerdo de que hoy hay partido... ya... la nevera, dices?? Ahhhh...
Bien... la princesa pequeña necesita el baúl de la Piquer para salir de casa, y cuál habrá sido su sorpresa cuando ve que tiene el armario vacío... ohhhh... pues en la lavadora no hay ropa, y en el montón de ropa planchada tampoco... dónde estará la ropita de la princesa, esa que le compran mami y los abuelos maternosssss????
La princesita se acuerda de que todo está en casapapi y le llama.

Oigo lloros y gritos, pero me inhibo mordiéndome los labios.
Viene.
Mamááááá.... buaaaaa... que papá dice que no está en casa, que está fuera y que no me trae la ropaaaa... buaaaaaaaaaaaaaa.......
Que dice que pasemos mañana temprano (léase las siete y media de la mañana) y que hagamos allí la maleta, pero no nos dará tiempooooooo..... buaaaaaaaaaaaaaaaaa

Y mamá empieza a jurar en arameo... tu padre está en el bar de abajo de su casa, FIJO, viendo el partido.
Tu padre tiene un morrazo que se lo pisa.
Quítate el pijama y vístete que vamos a por tu ropa.
Tu madre será menos divertida, más regañona, más lo que quieras...
Interrumpe la princesa mayor: pero siempre eres tú la que pringa y la que está cansada, y papá siempre se hace el loco.
(Bien... duele, pero no es tonta)

En principio, mamá pensaba en ir a por la ropa y punto.
Pero en un ataque de poca elegancia (yo no soy perfecta y m'alegro, qué cojones) llevo a las niñas con dos capas de ropa (pijama y ropa de calle, con un par) y las paso en el coche por la puerta del bar, donde papi departe amigablemente en la calle con un grupito de amiguitas, birrita en mano, cigarrito en la otra... y se le cae la cervecita cuando nos ve aparecer.
Hay que decir que nunca fue un dechado de valentía... digamos que la cerveza representaba los cojones en ese momento.
PLASSSS.... a tomar por culo la birrita, majete.

Acerco a las princesas a casa del susodicho, las espero abajo, en el coche, taquicardia, rebote de dos pares de narices, mierda, me dejé el tabaco en la mesa de la cocina!!!... y veo aparecer furibundo al autor de los días de estas criaturas adorables... FURIBUNDO!! Pienso en cerrar las puertas, pero no he tenido nunca miedo, y ahora, aunque lo busco, no lo encuentro. Si quiere jaleo, lo tiene asegurado.
Se asoma y ve que las niñas no están en el coche. Se aleja... coño, era mucho más fácil... por qué no ha mirado a la ventana de su casa? Hubiera visto la luz encendida!!!

Bajan las princesas y detrás el gilipollas. Ellas se dirigen a mí, él al bar de nuevo.
Se queja la princesa primogénita: encima!! mamá, encima va y nos dice que no son horas, que no somos razonables, que podíamos haber venido mañana temprano!!
La princesita segunda, ante mi bufido y mi callada por respuesta, dice "es que así no le habríamos pillao en el bar, que siempre está ahí metido... mamá... papá es un borracho??"

NOOOO!!! papá, mayormente, es mutonto, hija. Buen tío, pero tontolculo.

Y nos echamos a reir, ellas de oirme, yo por no llorar...
Hay que poner tierra de por medio cuanto antes.

Delirium... que aquí hay pa todas, sólo que es mejor siempre buscarle la vena cómica y acordarse de aquello de "pa llorar yo, llora tú, mamón"

Asideros


Salón de casa, 0:38 AM.


Y sin embargo, querido, ahora que ya no estás, me eres tan imprescindible como cuando estabas... y no eras.

Es fantástico despedir a alguien que va y viene al antojo del consumidor.
Ha sido reconfortante tu abrazo de tres vueltas cuando he detectado este cansancio enquistado entre las junturas de los huesos, en las grietas del ánimo, en el descenso que dibujan las comisuras de mis labios.
Es vivificante tu silencio cómplice. Eres la única persona que me lee el pensamiento y atiende mis necesidades incluso antes de que yo las reconozca como tales.
Te saco del marsupio donde te guardo junto a un par de poemas y algunas frases de cabecera y te pongo a funcionar de inmediato.
Me atas el delantal y me sustentas mientras cocino.
Me falta poder enviarte a las niñas como, cuando hoy, están especialmente dependientes, enmadradas, exigentes.
Me falta también oirte cantar.

Me falta espacio en el armario para tu ropa, sitio para tu cepillo de dientes, tiempo y ganas de escucharte, tiempo para dedicarte, deseo suficiente como para echarte de menos como mereces, interés por darte tu sitio... el marsupio es el lugar perfecto.

Intento convencerme a mí misma de que no es malo permitirte que te quedes a mi lado.
Pero hijo... sólo si sigues tan mudo.
Si hoy llego a escuchar una sola vez más mi nombre en otra boca, me quemo a lo bonzo.
Paga tú las consecuencias, que no me atrevo a hacer justicia en carne y hueso.

Instrumentos


Salón de casa, 0:39 AM

Querido:
Me asaltáis a partes iguales el sueño y tú.
Desde mi ventana veo algunos neones que me recuerdan otros de tiempos felices y extraños.
Tras el cristal miro llover con furia mientras apuro el enésimo cigarrillo y te recuerdo sin prisa.

Se ha hecho de noche mansamente, sin prisa, perezosamente.
Se nos ha ido el día.
A mí intentando arrancar sonrisas infantiles ( lo he conseguido poniéndome los patines y dejando a la ley de la gravedad hacer su trabajo). Supongo que a tí paseando con tu mujer, con tus hijos, quizá yendo al cine o quizá solo, leyendo, paseando, o simplemente dejando pasar el tiempo... quién sabe qué es de tí.
Es duro el tiempo en el que no tienes nada nuevo ni nada bueno en lo que ocupar las horas.
Es dulce la nostalgia de lo que no existió nunca. Tú mismo, sin ir más lejos.

Cómo eras entonces, cuando te soñaba en mi cama leyendo tebeos? Dónde estabas? Qué hacías, qué haces ahora?
Siempre tuve la certeza de que existías en algún lugar fuera de mi imaginación.
Sin embargo, hoy tengo la necesidad de despedirme de tí, como lo hice en su momento de los Reyes Magos, del Ratoncito Pérez, de Supermán.
Hoy, cuando he dado con mis huesos en el suelo he percibido la realidad de mi prosaica existencia. He sido consciente del paso inexorable de las horas, de que los años, aunque digan lo contrario, sí que pesan.

Hoy, tras sentir la repercusión del golpe a lo largo de mi espinazo, he sentido una sensación de derrota. Amarga.
Nunca busqué, siempre encontré, y eso me desvió innumerables veces del camino que podría haberme llevado hasta tí.
Me pregunto cuántas renuncias más serán necesarias para encontrar el nivel de exigencia que me convierta en una mujer razonable, seria, formal.
Cuántos sueños rotos, cuántas decepciones.
Querido... habría sido un placer. Estoy segura.
Porque, aun siendo sólo un producto de mis desvaríos, el más antiguo, el más elaborado, el que más ha perdurado, aun no siendo más que una bella entelequia, sé, con toda seguridad, que a nadie he amado como te amé a tí.
Esta noche, apurando el enésimo cigarro, cautiva, desarmada y tullida en el culo, pero sobre todo en la dignidad, me despido de tí, de tus abrazos imposibles, de tu cuerpo de armario ropero y tu pelo negro. De tus dulces palabras nunca dichas, de tu protección infinita.

Me siento muy cansada para atender requerimientos del hombre invisible.
Tuya. Afectadísima...

Fe



Hoy más que nunca necesito que te creas lo que predicas.
Que apliques el cuento que me contaste la primera vez.
Necesito sustentar mi esperanza en tus firmes convicciones.
Que sientas la curiosidad suficiente como para dar la vuelta y ver
qué hay en la cara oculta de la Luna.

Que te gires tú también, que corras las cortinas,
que dejes pasar el aire, la vida, los besos.
Que con cada partícula de tu aliento siembres
la paz y la sensibilidad que con tanto mimo guardas.

Que conviertas los demonios en hadas buenas.
Necesito que mires con ojos amorosos,
para que entiendas que siempre recibes más de lo que das.
Hacia adelante, sin miedo ni barreras.

Y yo te fabricaré un escudo de no armas;
como lema, el epitafio de tu héroe.
Un hombre debe estar dispuesto a luchar hasta el final por aquello que desea en la vida

raca-raca-raca


Cuando la sensación de dejà vu se instala, no repara en gastos.

Se sienta en mi sofá, se fuma mi tabaco y me dicta.
Se me apodera. Literalmente, me parasita, me embebe y me anula.

Y vuelve lo de siempre, y me aburre y me desespera porque me cierra todas las puertas con siete cerrojos de siete vueltas, y tira las llaves al mar... matarile-rile-rón.

CHIM-PÓN.
(mierda)

Medias de sotas


Hay días largos como semanas.

Mi hija mayor se ha abierto un blog en el que rumia la forma de reciclar el CO2 del ambiente y generar energía partiendo de ello. Como sólo tiene la idea y es incapaz de desarrollarla, se enfada. Pero es que si consiguiera desarrollarla a su edad, yo me caería redonda al suelo.

Mi hija pequeña confiesa que de hacer "la rueda" le duele "aquí, aquí, aquí... es que me caí muchas veces".
Tantas veces se cayó que está contracturada por donde la toques. Paracetamol, almohadilla caliente, masaje...

El hombre de mis sueños, a quien extraño a tiempo parcial, hoy no me extrañaba.

Tengo también una cierta sensación de pérdida. Y sé que soy injusta por sentirme así. Debería alegrarme y sin embargo siento que pierdo algo. Eso no hay quien lo amortigüe, aunque se agradece la intención.

El resto del día se compone de silencios variados y muchos bostezos.
Me resigno a acostarme con las manos vacías... mentira. No me resigno.
Lo cierto es que me entran ganitas de ponerme un copazo que no me resolvería nada.
El sobreesfuerzo de hacer de padre y madre sin saber a quién ladrar me agota.

No me va a quedar más remedio que intentar creer en la reencarnación, por si hay suerte y me toca volver a ser persona.

Con estas cartas, hay que estar permanentemente jugando de farol.
Tres sotas. La cuarta carta debería ser un as...
Salga la carta que salga, los pares y el juego están resueltos.
Y salga la carta que salga, esto es lo que hay.




Confesión


A veces me pasa como a San Pedro y saco la espada por una causa que después niego varias veces.
Es el canto del gallo, las horas duras en las que quiere y no puede amanecer.
La hora del desconsuelo, el celo, la sed, el deseo condenado a garrote vil.
Cuando ladran los perros del amanecer.

Otras veces miro hacia el cielo buscando señales y sólo veo el aire sucio y seco de esta primavera incipiente que no trae nada nuevo.
Flores, pólenes y alergias varias que nos baquetean las costillas y el lagrimal, lubrican el tracto respiratorio y embotan el entendimiento.

Hay horas de lluvia en las que extraño el cobijo de tus brazos, y otras de infierno en las que no recuerdo tu nombre.
Días llenos de miseria humana sin un consuelo en el silencio nocturno y días en los que me siento miserable por no tenerte entre los santos de mi devoción inmediata.

Todo ello regado con el exquisito vino de un mimo constante y contenido, contradicción en estado puro, tu calma contra mi tempestad, tus certezas contra mi trastabilleo existencial, tu convicción contra todos mis miedos. La loca de la calle y... tú.
Ni fuegos artificiales, ni chiribitas en los ojos, ni el ojo del amo engorda el caballo, ni el corazón enardecido de pasión febril.
Amasado con razones, argumentado matemáticamente, incluyendo silogismos BARBARA, CELARENT, DARII, FERIO, recurriendo a los clásicos, revisitanto a Eco, Bach, Shackleton, entendiendo posturas en otros foros irreconciliables...

Apoyados en la necesidad serena de ser valientes y creer en algo por lo que no daría un duro si le estuviera pasando a otro.

Miles de palabras para decir que no sé vertebrar el discurso que te ponga en tu justo lugar.
No sé ni por qué, ni cómo.
No tengo explicación.
Realmente, no me hace falta.
Me haces mejor, me haces sentir un valor al alza.
Aunque no siempre sea justa, pero es sólo porque te extraño, y no sé racionalizar eso.

Hastío


Dicen, cuentan, rumorean, me llegan comentarios de....

PUAJ!!
Qué asco, coño!!
No, no me gusta, ni aunque sea bien.

No me gusta que se entrometan, ni que pretendan resolver un problema que no es tal. Yo no lo detecto como problema, por tanto, prefiero que nadie menee la mierda. Huele peor.

No me gusta que me vendan la acción como un favor.
Es puro (puto) morbo.
Es la horrible manía de no saber vivir la vida propia y jugar con la de otros.
Éso sí que es un problema!!

No soy un objeto, soy una persona.
Una persona de cuarenta tacos, un culo sobredimensionado y una cabeza suficientemente lúcida como para saber quién y quién no, y como tengo todo el poder sobre mis palabras, yo decido.

Básicamente, noto que aprieto más las mandíbulas y me duele la cabeza.
Entonces, sé que hablan de mí, que están inmiscuyéndose.

Verdad que no he pedido ayuda?
Bien... no me ayudes.
NO te necesito.

La pose


A veces echo de menos esa dulce melancolía que hace que algunos, tocados por alguna musa urbana, pérfida e inconsciente, escriban hermosuras como ésta.

Echo de menos una antigua actividad febril que me dejaba escribir inspiradas líneas llenas de emoción. Cuando las palabras se retorcían formando remolinos de incertidumbre, miedo y amor sin destinatario, te acuerdas?
Sí... a veces también echo de menos levantar la vista y encontrarle, sea quien fuera en aquel momento en el que no tenía cara.

Pero si lo piensas, todo está mejor como está ahora. Mejor para todos.
Una travesía del desierto ordena las ideas, templa el arrebato y te deja vacío, nuevito para volver a cagarla en breve.

Simple


Es que esta es la plantilla que siempre me ha gustado!
Más simple que el mecanismo de una cuchara.

Me pregunto qué coño hace que nos compliquemos la vida.
Por qué pensar en cosas que nos atormentan cuando hay cosas que no lo hacen, por ejemplo.
Por qué querer lo que no podemos tener. O no debemos...
Por qué ese interés enfermizo por jugar con fuego...

Por qué no conformarnos con lo que somos, si sabemos que los retrocesos nunca nos sirvieron de nada?
Ay, joder, qué difícil es todo!!

Cositas


Todos los comienzos tienen partes buenas y otras menos buenas.


Sólo por el hecho de ser una... creo que quinta parte, tiene que tener algo de repetitivo, pero por la misma razón tiene que ser mejor en algo, porque de los errores, por lo menos, hay que aprender.


Busco la mejora de la ausencia de comedores gratuitos de energía. Sin embargo, ya he detectado la sombra alargada de un par de vampiros.

Y eso, resumiendo, sólo quiere decir que no déis a nadie ni mi dirección de mail ni la de este sitio, ni nada parecido. Ahora mismo somos los que somos y estamos los que estamos por voluntad mía (bueno... el puto pato tuvo una suerte loca, pero gracias a él pude resolver una cosita).


Que temporalmente necesito un poco de calma para escribir sin agobios y para compartir sin moñeces.

Tengo un secreto.

Tengo un gato con botas.

Tengo un secreto a medias con el gato con botas.

Iremos por partes...me apetece crear suspense, y además es tarde.
Capítulos cortos, frases cortas, intercaladas con guiños de humor y cariñito.

Habrá que ir desgranando despacio.

Porque no tengo prisa y porque me apetece recrearme.

Dejadme jugar un poco al despiste. Sin enredar, sólo lo justo.

Una pistita? mmmm.... negro sobre blanco!!

Carlitos Satán, tú no juegas, que ya lo sabes.


Algunos datos para empezar.


Doscientas cuarenta y ocho entradas.
Alguna foto menos.
Unas ciento cincuenta canciones.
Más de tres mil comentarios.
Cincuenta y tres mil seiscientas cincuenta y seis visitas (gracias).
Seiscientos litros de lágrimas.
Doscientas toneladas de carcajadas.
Un puñadito de amigos.
Nada particular...

Sólo es una pequeña mudanza.
Los muebles viejos están en el trastero, nada se ha perdido.
No... no difundáis nada, por favor.
Se trata de crear un espacio de relax y encuentro cordial y desenfadado.
Se trata de lo mismo de antes, no hay más pretensión.
Gracias, gracias, gracias.
Comentaré como ana, sin que eso os lleve a ninguna parte aún.
Iremos dando saltos, de aquí para allá, como los cómicos antiguos, viajando hacia ninguna parte, en ningún sitio nos quieren.
Tampoco queremos estar donde no nos tratan bien.

Veremos...