Un kilo de albóndigas es una tarde entera. Sesenta y dos albóndigas, concletamente.
Me gusta cocinar cuando estoy sola, dejo a la cabeza ir hacia donde quiere ir, el pequeño lujo asiático de cada lunes y cada martes (cuando me queda tiempo, claro).
El caso es que redondea que te redondearás, metiendo previamente las manos en ese amasijo de ingredientes pringosos (qué gustazo me da!) hasta conseguir una plastuza homogénea, he estado pensando. Ya... que es un mal deporte... pero engancha, eh?
Hacer albóndigas es como la vida misma... dar vueltas a todo hasta que le encuentras la forma, el tamaño, el aliño y la salsa que quieres. Configurarse el entorno a medida para que la vida sea algo más amable.
Para poder comérsela a gusto.
Todo ha venido porque el hombre de mis sueños (felicidades, milagrito mío) ha pasado una temporada nada envidiable en la que ha visto cómo una serie de personas han reaccionado de formas curiosas ante la adversidad más adversa: quien le tocó los cojones en su día le ha salvado los ídem, y quien tuvo su confianza ciega le ha hecho una pirula muy maja ( los refranes aquí han sido definitivos: cria cuervos, en el pecado lleva la penitencia, gato escaldado del agua caliente huye, de donde no hay no se puede sacar, que lleve tanta gloria como descanso deja, el que la hace la paga, de aquellos polvos, estos lodos, que le den por culo ¡ay!, esto no es refrán... pero pertenece a la sabiduría popular, no?)
Yo no sé cómo hace albóndigas el resto del mundo, la verdad. Mi madre, todas del mismo tamaño, una perfección.
Yo, como pienso cuando amaso, resulta que si me pilla pensando en lo que no debo, aplico mi santa ira sobre la albóndiga y sale una cosa espectacularmente amorfa, espachurrada y eso, y entonces, cuando les cae a las princesas en el plato, dicen: LA DEL CABREO!!! ESTA ES LA ALBÓNDIGA DEL CABREO DE MAMÁ!!! Y suelo sugerir que me la den a mí, no sea que les siente mal :)
Todos tenemos un traidor (o dos, si somos gente de esa que dicen de buena fe, que al final es gente TONTA, o INGENUA, y me incluyo sin problema, lo asumo y lo prefiero a lo otro).
No hay biografía que se salve de una buena putada. De esas que excusas contar porque es larga, farragosa, implica a demasiada gente, revuelve las tripas y rasga un poco el zurcido del lagrimal.
Recordando hoy a mis traidores, albóndiga en mano, me doy cuenta de que no he perdonado (he olvidado porque tengo la cabeza tan llena de cosas buenas que hay que hacer sitio) y no pienso hacerlo. Ni siquiera he deformado la albóndiga, no te digo más.
Que no pasa nada, que a todo cerdo le llega su San Martín.
A tus cerdos y a los míos, por lo pronto, les han dejao solos, como a los de Tudela.
Solos y buscando, solos con su miseria a cuestas.
No hay castigo más cruel que saber que estás solo por ser un cerdo.
Y que, si te descuidas, te hacen picadillo para albóndigas.
Me gusta cocinar cuando estoy sola, dejo a la cabeza ir hacia donde quiere ir, el pequeño lujo asiático de cada lunes y cada martes (cuando me queda tiempo, claro).
El caso es que redondea que te redondearás, metiendo previamente las manos en ese amasijo de ingredientes pringosos (qué gustazo me da!) hasta conseguir una plastuza homogénea, he estado pensando. Ya... que es un mal deporte... pero engancha, eh?
Hacer albóndigas es como la vida misma... dar vueltas a todo hasta que le encuentras la forma, el tamaño, el aliño y la salsa que quieres. Configurarse el entorno a medida para que la vida sea algo más amable.
Para poder comérsela a gusto.
Todo ha venido porque el hombre de mis sueños (felicidades, milagrito mío) ha pasado una temporada nada envidiable en la que ha visto cómo una serie de personas han reaccionado de formas curiosas ante la adversidad más adversa: quien le tocó los cojones en su día le ha salvado los ídem, y quien tuvo su confianza ciega le ha hecho una pirula muy maja ( los refranes aquí han sido definitivos: cria cuervos, en el pecado lleva la penitencia, gato escaldado del agua caliente huye, de donde no hay no se puede sacar, que lleve tanta gloria como descanso deja, el que la hace la paga, de aquellos polvos, estos lodos, que le den por culo ¡ay!, esto no es refrán... pero pertenece a la sabiduría popular, no?)
Yo no sé cómo hace albóndigas el resto del mundo, la verdad. Mi madre, todas del mismo tamaño, una perfección.
Yo, como pienso cuando amaso, resulta que si me pilla pensando en lo que no debo, aplico mi santa ira sobre la albóndiga y sale una cosa espectacularmente amorfa, espachurrada y eso, y entonces, cuando les cae a las princesas en el plato, dicen: LA DEL CABREO!!! ESTA ES LA ALBÓNDIGA DEL CABREO DE MAMÁ!!! Y suelo sugerir que me la den a mí, no sea que les siente mal :)
Todos tenemos un traidor (o dos, si somos gente de esa que dicen de buena fe, que al final es gente TONTA, o INGENUA, y me incluyo sin problema, lo asumo y lo prefiero a lo otro).
No hay biografía que se salve de una buena putada. De esas que excusas contar porque es larga, farragosa, implica a demasiada gente, revuelve las tripas y rasga un poco el zurcido del lagrimal.
Recordando hoy a mis traidores, albóndiga en mano, me doy cuenta de que no he perdonado (he olvidado porque tengo la cabeza tan llena de cosas buenas que hay que hacer sitio) y no pienso hacerlo. Ni siquiera he deformado la albóndiga, no te digo más.
Que no pasa nada, que a todo cerdo le llega su San Martín.
A tus cerdos y a los míos, por lo pronto, les han dejao solos, como a los de Tudela.
Solos y buscando, solos con su miseria a cuestas.
No hay castigo más cruel que saber que estás solo por ser un cerdo.
Y que, si te descuidas, te hacen picadillo para albóndigas.
13 comentarios:
¡¡¡Mira que la comparación con las albóndigas!!!!
Siempre es fantástico leerte. Me encanta como juegas con los conceptos. Se te lee cono si se te escuchara. Bueno, no te he escuchado nunca, pero supongo que me entiendes... Gracias por este post...y por todos.
Te imagino con la masa y me estoy riendo mucho.
No te hagas mala sangre, déjalo.
D.d2 no sabe lo que se pierde, doy fe de que es un cielo.
Besos y felices sueños
PELOTAS!
PELOTAAAAASSSS!!!
Es igual leerme que escucharme, Deditos.
Sólo te pierdes el hermoso y envolvente timbre de mi voz.
Nada particular, y no hagas caso a Luna, que es una PELOTAAAAAAAAAAAAA.
Besos, guapos, es un gustazo encontrarse comentarios de estos, se acuesta una mucho más contenta.
Totalmente de acuerdo.
Leerte es escucharte de viva voz, pero..siempre hay un pero, hay que unirle la voz y los gestos.
Un beso y buen día a todos
Pues en casa se han hecho siempre con la ayuda de una cuchara, si, de una sola y no de dos, para que vean los grandes chefs que una sola cuchara se puede hacer una albóndiga... es que en mi patria chica no tienen forma redonda sino alargada... no se por qué pero es la tradición.
Un kilo de carne, madre mía, eso es mucho trabajo...
Don Cósimo, se nota que es usted parte de la aristocracia y entra poco en los fogones...
Me parece, me parece, que le va a caer una buena...
Las alargadas no son albóndigas
Saludos
OLE, OLE Y OLEEEEEEEEE¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ La vida en unas albóndigas... almóndigas que dice mi exsuegra... Pues sí, la cosa es darle vueltas, pero luego que salga algo rico, y te lo comes y todo cojonudo. Me ha encantado el final... pero no creo que todos los cerdos se queden solos, para muestra un botón, y no te digo mas que me delato. Yo por el momento estoy rodeada de gente cojonuda, y digo yo, será por algo, está currado, merecemos recompensa.
A mi nadie me ha sorprendido jamás, gratamente, quiero decir. De la buena gente, siempre espero lo mejor, y lo veo llegar. Y de la mala... lo mismo, y me pongo el casco y lo encaro o desvío como puedo...
Un besazo, tienes mas razón que una santa...
( Como sigas escribiendo tantas verdades me van a poner el título de pelotera número uno, o contratada... porque hija... me puede la vena esa que fijo te late a ti igual... ).
CÓSIMO, yo las hago con hueveras de plástico. Así liquido de seis en seis! y por tanto, un kilo de carne es mucho y dura mucho, y aunque se tarde en hacer, vale la pena porque están tremendas!!
La forma da igual, no? Lo importante es que estén ricas y hechas con mucho amor.
O por lo menos eso dicen... que lo importante no es el aspecto físico.
Un beso.
LUNA, tienes que viajar más :P
Un beso.
DELI... ay, Deliriumtremends de mis entretelas, te aseguro que están solos. Aunque tú veas que no van solos, están solos. Pero eso nos tiene que dar igual.
Tienes que ocuparte de tí y de estar tan bien como estás ahora. Es lo importante.
A mí sí me han sorprendido gratamente, pocas veces pero muy gratamente, y no me olvido de eso. Los pequeños detalles son importantes. Una sonrisa a tiempo, algo tan pequeño aparentemente, a mí me da la vida y me sorprende gratamente. Y a tí también, mujer, estoy segura.
La vena?? Mira, esta noche no me toques ninguna vena que no estoy pa bromas. Un agobiazo importante, sólo mío.
Me voy a dormir para conjurarlo.
Un beso muy grande, guapi.
"Sólo te pierdes el hermoso y envolvente timbre de mi voz".
OLE.
Y sí: a todos los cerdos les llega su San Martín.
Vamos a ver ¿las alargadas no son croquetas?
Tendré que cocinar más..
Deja, deja...ahora estoy muy tranquilita de viajes.
M estimada Luna, la tengo que contradecir, sí entro en la cocina, no tanto como debería quizá, pero entrar, entro.... aunque reconozco que lo mío es la repostería..
Es que si se hacen albóndigas con una cuchara, pues, ya ve, es difícil hacerlas redonditas.
Un saludo!
¡CUM LAUDE!
Lo que ocurre querida amiga ( es q yo soy dada a las familiaridades muy pronto) es q a veces no vemos al puñetero San martín ese.
Y a mi personalmente me gustaría q a un cerdo le llegase, pero claro verlo yo q una es muuuuuuu japuta
Por cierto eres guena mezclando palabras tanto como albóndigas
Un secreto
Añadele un poquito de canela verás q delicia
muakkkkkkkkkkkkkkkk
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