Pues me entero tarde, aunque por el excelente canal del Lagarto.
Y se me queda esa cara de "coño, que me han robado la cartera". Incluso me llevo la mano al pecho, se me descuelga la mandíbula, intento recordar que lo estábamos esperando desde hace muchos, muchos años... pero no por eso deja de joder.
Sería una estupidez decir que duele. Jode. Jode y mucho porque gracias a este tipo de sensibilidad extrema y vida salvaje, gracias a sus canciones, a mí (y a tí también) se me fijaron en el entendimiento situaciones, sensaciones y getas que no se me olvidan, que reaparecen asociadas a diferentes canciones suyas, y me llevan a tiempos más amables, menos responsables, bastante más alcohólicos, risueños, promiscuos, nocturnos. De jugar con las flores de todos los jardines, cuando aún nadie te puede quitar la corona de reina y te ríes sin saber que, antes o después, el miedo te cercará, las responsabilidades te bajarán del pedestal y pasarás directamente a Cenicienta. Ésa es la secuencia real, y no al revés.
Antonio Vega se ha muerto (ni nos ha dejado, porque nunca estuvo, ni ha fallecido, que es una palabra super hortera, ni nada de eso. Se ha muerto) y nos ha dejado así como con cara de pasmo, vaya mierda, pobre hombre, qué artistazo... ahora viene cuando todos le glosarán y dirán lo magnífico que era... esas cosas, venga homenajes, venga festivales, venga, que ahora no va a protestar...
Va el tío y sin hacer ni ruido (como casi siempre) va y se muere, con dos cojones.
Pues nada... un señor tan independiente, un outsider tan discreto y tan outsider que ni lo pregonaba (que es lo que hacen los outsider: nena, soy un outsider y si te acercas a mí, tu vida será un infierno del que yo no te salvaré, porque me importas una mierda, pero no me dejes, oh, yeah).
A mí me hacía llorar. Siempre. Me transmitía una sensación de soledad tan grande, tan profunda, que me aplastaba la congoja. Era como un desamparo contagioso. La voz, el gesto ausente, la hermosura abstracta y aplastante de sus letras... era un personaje etéreo, inasible, descarnado, indefenso a simple vista, era un espíritu libre, yo diría que estaba tocado por dones varios.
Uno, el de hacerme llorar. Otro, el de poder entender quince cosas diferentes en una misma canción. Otro, el de construir unas melodías sencillas pero hermosas.
Se nos mueren los ídolos... y no me veo apuntándome a La Oreja de Van Gogh, al Canto del Loco, a Tokyo Hotel, a Jana Montana o como diablos se escriba...
Nos agarraremos a Joaquín, que aguanta algo mejor, y rezaremos a San Jack Daniels para que nos lo conserve un tiempito aún...
Descanse en paz, señor Vega, don Antonio, y espérenos sentado.
Y se me queda esa cara de "coño, que me han robado la cartera". Incluso me llevo la mano al pecho, se me descuelga la mandíbula, intento recordar que lo estábamos esperando desde hace muchos, muchos años... pero no por eso deja de joder.
Sería una estupidez decir que duele. Jode. Jode y mucho porque gracias a este tipo de sensibilidad extrema y vida salvaje, gracias a sus canciones, a mí (y a tí también) se me fijaron en el entendimiento situaciones, sensaciones y getas que no se me olvidan, que reaparecen asociadas a diferentes canciones suyas, y me llevan a tiempos más amables, menos responsables, bastante más alcohólicos, risueños, promiscuos, nocturnos. De jugar con las flores de todos los jardines, cuando aún nadie te puede quitar la corona de reina y te ríes sin saber que, antes o después, el miedo te cercará, las responsabilidades te bajarán del pedestal y pasarás directamente a Cenicienta. Ésa es la secuencia real, y no al revés.
Antonio Vega se ha muerto (ni nos ha dejado, porque nunca estuvo, ni ha fallecido, que es una palabra super hortera, ni nada de eso. Se ha muerto) y nos ha dejado así como con cara de pasmo, vaya mierda, pobre hombre, qué artistazo... ahora viene cuando todos le glosarán y dirán lo magnífico que era... esas cosas, venga homenajes, venga festivales, venga, que ahora no va a protestar...
Va el tío y sin hacer ni ruido (como casi siempre) va y se muere, con dos cojones.
Pues nada... un señor tan independiente, un outsider tan discreto y tan outsider que ni lo pregonaba (que es lo que hacen los outsider: nena, soy un outsider y si te acercas a mí, tu vida será un infierno del que yo no te salvaré, porque me importas una mierda, pero no me dejes, oh, yeah).
A mí me hacía llorar. Siempre. Me transmitía una sensación de soledad tan grande, tan profunda, que me aplastaba la congoja. Era como un desamparo contagioso. La voz, el gesto ausente, la hermosura abstracta y aplastante de sus letras... era un personaje etéreo, inasible, descarnado, indefenso a simple vista, era un espíritu libre, yo diría que estaba tocado por dones varios.
Uno, el de hacerme llorar. Otro, el de poder entender quince cosas diferentes en una misma canción. Otro, el de construir unas melodías sencillas pero hermosas.
Se nos mueren los ídolos... y no me veo apuntándome a La Oreja de Van Gogh, al Canto del Loco, a Tokyo Hotel, a Jana Montana o como diablos se escriba...
Nos agarraremos a Joaquín, que aguanta algo mejor, y rezaremos a San Jack Daniels para que nos lo conserve un tiempito aún...
Descanse en paz, señor Vega, don Antonio, y espérenos sentado.
7 comentarios:
Descanse en paz, pero mejor que espere tumbado, que yo pienso tardar.
Después de leer los obituarios en todos los medios, descubro que el mejor homenaje se hace desde un humilde blog.
Si señores, tormento, la vecina de enfrente, se saca un post de la manga que ya hubiera querido publicar El pais o la Rolling Stones.
A mi cada vez me gusta más David Bowie, con eso te digo todo.
Besos
Eso dijo un colega mío. Que el Sabina también llevaba tiempo muriéndose pero nunca se moría, así que nos tiene que durar mucho tiempo más.
Yo tampoco me veo apuntándome a la Oreja de Van Gogh.
Hoy he leído montones de pequeños homenajes a Antonio Vega, de hecho, me he paseado por blogs desconocidas a las que iba atraida por el título del enlace y, la verdad, el tuyo es sencillamente genial. La descripción de una realidad tangible. Escribes, como siempre, tan desde dentro, que todo lo que sale de ti es pura pasión, sin aderezos.
Comparto este post a través de todas sus líneas.
Besos niña, hacía ya tiempo que no te dejaba un comentario, pero este post lo ha exigido.
Mua,
COCO, no espero menos de tí.
Un beso.
INSTI... conoces a alguien de EL PAÍS?? Últimamente me aburren bastante sus columnas... si pagan bien, voy...
Gracias, querido. Un poco apabullada me dejas, lo sepas.
Un beso.
VIAJERA, Sabina es el último reducto. Ya no quedan poetas, sólo vendedores de enciclopedias metidos a aporreadores de instrumentos.
Tamos jodidos!
Un beso.
JARDI, que te daba por retirada!!
Gracias, me gusta saber que llego a alguna parte cuando tecleo.
Un beso, guapi.
Me has emocionado, Tormento. Besos enormes y mucha música de la que nos parte el corazón!
Amén, LAGARTO
Otro beso musical para tí.
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