M'has tocao lo que no suena.
A ver lo que dura :)
Lo cierto es que se sentía algo cansada, algo harta, algo perdida.
No terminaba de encontrar la excusa adecuada para reinventarse, y andaba tropezando consigo misma y sus flecos eternos.
Si la vida hubiera sido más benevolente, le habría proporcionado alguna herramienta cortante para poder dejar atrás tanto...
Pero la vida era rácana para con ella, y, a decir verdad, tampoco ella trabajaba mucho aquello del borrón y la cuenta nueva, así que arrastraba el miedo de uno, la apatía del otro, la desconfianza de alguna, la soberbia y la impudicia de otra, el no pudo ser del único que supo llegar hasta el fondo del meollo y que fue expulsado del paraíso, por si acaso se le ocurría instalarse.
Se le quejaban: no te dejas querer.
Se defendía atacando: para qué?
No estaba claro si era el miedo a ser abandonada el responsable de aquella continua huida hacia adelante. Quizá el problema era un nivel de exigencia perfectamente inasumible para cualquier mortal del sexo opuesto. Leer el pensamiento no es un atributo considerado humano.
Quizá por eso, porque necesitaba sentirse necesitada y no necesitar a nadie, decidió vivir de enseñar.
Nunca echaría de menos a nadie más allá de un rato indefinidamente corto. Y sin embargo, tenía la plena consciencia de que podía hacerse inolvidable para los restos, para un par de veintenas anuales de proyectos de personas.
No había mejor propuesta.
Al fin y al cabo, para follar no hace falta encontrar un príncipe azul... más bien miles de imbéciles eventuales con una buena polla era una solución mil veces más eficaz. Y ya se sabe, que Dios da pañuelo a quien no tiene mocos, así que cuanto más tonto, mejor. Hortelano tonto, patata gorda.
El plano intelectual lo podía solventar por otras vías.
El plano emocional lo resolvía a solas, llorando, pero sólo en el caso de que otras cien mil maniobras de evitación, procrastinación y (de nuevo) huida, no hubieran funcionado.
Pero para pasar a la posteridad necesitaba a los niños.
Así las cosas, configuróse como una especie de personaje esquizoide, de extremos escalofriantes y apariencia sólida, controvertida, eficaz, tajante.
Profesional polémica por sus métodos poco ortodoxos, compañera inquietante, ácida y soberbia, colaboradora y solidaria, hija rebelde, madre atípica, sufridora y empática, relaciones públicas inigualable, militante visceral del partido misántropo (esto va porque no tengo nada claro que exista la palabra misántropa, y Bibiana Aído me parece una cateta de primer orden, y su miembra me traumó), amiga fidelísima, débil y complaciente.
Un caramelito para los estudiantes de último curso de psiquiatría.
Una auténtica perra.
No terminaba de encontrar la excusa adecuada para reinventarse, y andaba tropezando consigo misma y sus flecos eternos.
Si la vida hubiera sido más benevolente, le habría proporcionado alguna herramienta cortante para poder dejar atrás tanto...
Pero la vida era rácana para con ella, y, a decir verdad, tampoco ella trabajaba mucho aquello del borrón y la cuenta nueva, así que arrastraba el miedo de uno, la apatía del otro, la desconfianza de alguna, la soberbia y la impudicia de otra, el no pudo ser del único que supo llegar hasta el fondo del meollo y que fue expulsado del paraíso, por si acaso se le ocurría instalarse.
Se le quejaban: no te dejas querer.
Se defendía atacando: para qué?
No estaba claro si era el miedo a ser abandonada el responsable de aquella continua huida hacia adelante. Quizá el problema era un nivel de exigencia perfectamente inasumible para cualquier mortal del sexo opuesto. Leer el pensamiento no es un atributo considerado humano.
Quizá por eso, porque necesitaba sentirse necesitada y no necesitar a nadie, decidió vivir de enseñar.
Nunca echaría de menos a nadie más allá de un rato indefinidamente corto. Y sin embargo, tenía la plena consciencia de que podía hacerse inolvidable para los restos, para un par de veintenas anuales de proyectos de personas.
No había mejor propuesta.
Al fin y al cabo, para follar no hace falta encontrar un príncipe azul... más bien miles de imbéciles eventuales con una buena polla era una solución mil veces más eficaz. Y ya se sabe, que Dios da pañuelo a quien no tiene mocos, así que cuanto más tonto, mejor. Hortelano tonto, patata gorda.
El plano intelectual lo podía solventar por otras vías.
El plano emocional lo resolvía a solas, llorando, pero sólo en el caso de que otras cien mil maniobras de evitación, procrastinación y (de nuevo) huida, no hubieran funcionado.
Pero para pasar a la posteridad necesitaba a los niños.
Así las cosas, configuróse como una especie de personaje esquizoide, de extremos escalofriantes y apariencia sólida, controvertida, eficaz, tajante.
Profesional polémica por sus métodos poco ortodoxos, compañera inquietante, ácida y soberbia, colaboradora y solidaria, hija rebelde, madre atípica, sufridora y empática, relaciones públicas inigualable, militante visceral del partido misántropo (esto va porque no tengo nada claro que exista la palabra misántropa, y Bibiana Aído me parece una cateta de primer orden, y su miembra me traumó), amiga fidelísima, débil y complaciente.
Un caramelito para los estudiantes de último curso de psiquiatría.
Una auténtica perra.
11 comentarios:
Pues… pasé por aquí y salí sonriendo… me gusta.
Oye, mira a ver si me lees con ojo crítico, niño, que es que a mí no me gusta nada, a tí te hace sonreir... no podríamos encontrar el término medio??
Gracias, hermoso.
Un beso de sábado.
Vamos a ver guapísima… El personaje que describes es… da pena, es de los de nudo en el estomago, es muy real, muy creíble, hay gente que vive así… pero ante todo esto es un relato, describes un personaje en veintitantas líneas de una forma que me encanta, logras que se le tome cariño. Me gusta como lo has hecho y sonrío porque me encanta como lo haces…
La primera impresión es impactante. Profundo y con una prosa sabrosa y efectiva. Daré un repaso amplio y te degustaré con tiempo.
Besos
podría alabar tu prosa en un alarde de...
pero en lugar de eso alabaré el gesto, desearé más líneas, esperaré, imaginaré la piel de tus dedos (que escriben) haciendo lo que la ordenes...
INSTI, no te prives.
Pero no hay forma de encontrar un crítico constructivo?? Y una crítica constructiva?
Pues en tal caso, escribiré como loca y publicaré y venderé y me haré millonaria, y todos los viernes os invitaré a Jack Daniels o Mahou, o a un gintonic.
Con aceitunas, claro.
Un beso.
JAIME, tú no escribes?
Lo digo por si la espera es larga, y eso.
Me estoy obligando a pensar, de verdad, pero me cuesta mucho... y estoy dejando de fumar otra vez, sabes?
La muerrrrte!!
Besitos, querindongo, cuídate mucho.
A veces me dejas sin palabras. Y hoy no iba a ser menos. Si te sirve de consuelo, esa es también mi vida. Cambiando principes azules/imbéciles/pollas, por cualquier otra cosa del sexo opuesto. En fín. Un beso.
¿Escribir sin fumar?
Bueno, quizá tú puedas conseguirlo.
Se hace querible, ella, porque tiene rasgos reconocibles...
No me gustan los críticos. Yo leo, miro, y si me gusta, no necesito más. Hay que haberse educado antes pero cuando algo tiene calidad, los detalles que uno cambiaría podrían arruinar la profundidad del original. No hay crítica constructiva, siempre es destructiva aunque oculte una intención pedagógica.
Tienes mucho talento. Te recomendaré.
Besos.
COCO, no sólo no me sirve de consuelo, sino que me jode bastante.
Deberíamos hacer un frente común en contra de nosotros mismos, a ver si así...
Cuídate, y date una oportunidad, cielo.
Un beso.
VIAJERA, escribo precisamente para no fumar... teniendo las manos ocupadas corro menos riesgo de cagarla.
Pero estoy completamente enferma de ganas.
Una semana, y seguimos.
Besooooo
SEÑOR INSTIGADOR, tiene razón. Además, le confesaré que no soporto las críticas, me las tomo muy a la tremenda, de manera que mejor ya me arreo yo, que soy única para tirarme tierra encima, y ya está... para ser un par de regüeldos echados al aire sin preparación previa, no nos podemos quejar.
Gracias, hermoso.
Un beso.
Esto es un desnudo integral y no los del interviú!!!
;)
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