Evidentemente...


En estos tiempos de ausencia he experimentado una vivencia altamente... altamente... bueno, una vivencia. 

La palabra es JODIDA.

He sufrido dolores horrorosos sin saber qué hacer para resolverlos, he estado tumbada durante seis meses de martirio, desánimo e impotencia. Me he rendido a la evidencia de que si un médico dice que hay que operarse, hay que operarse, superar el miedo irracional a que te desencuadernen y claudicar, digan lo que digan los gurús de moda, llámelos yoguis, acupuntores, osteópatas o simplemente Carlos Luis.

Es mentira cochina que hablar con el dolor te reconcilia con él, es falso como un duro de plástico que el cuerpo se recupera solo si le dejas, es una maldita falacia todo el discurso alrededor de la mística del dolor. Si te duele de cojones, no hablas ni con el dolor ni con el que te quisiera someter al tercer grado. Tonterías, millones y millones de tonterías.

Cuando algo te duele en el siglo XXI eres muy libre de quitártelo mediante exorcismos, meditaciones, posturas imposibles de yoga o novenarios a la santa reliquia de San Bolondrón. Da igual, porque si te duele de verdad te van a dar morcilla. Y si te curas es porque tienes el dolor en el coco,  y eso ya es otro cantar de los cantares. Yo me quito los dolores de coco escribiendo. A veces.  

Pero si en el siglo XXI algo te duele, seguro que hay alguna solución encontrada tras muchos años de investigación por parte de esta mal considerada sociedad occidental. Coño... para algo bueno que vamos consiguiendo, queda tapado por una crisis que considera que TODO  está mal. Y eso es falso e injusto.

Y nada... ya estoy buena, gorda de reposar absolutamente durante seis meses y pico, con más ganas que poderío, pero con ganas. Y a ver si recuperamos el verbo, el hábito y los amigos.

Como propuesta, no empezamos mal.


3 comentarios:

coco dijo...

Welcome back, querida.

coco dijo...

(Qué ilu!)

Ana dijo...

Ays, mi coco!!

Qué ilu!

:)