Repetimos!


Tengo una cantidad ingente de cosas en que pensar. Cierto es que, además de pensarlas, tengo que solucionar la mayoría de ellas.
Demasiadas cosas, de verdad.

Pero como Murphy siempre fue una constante en mi vida y además soy una devota del refranero español (léase que a perro flaco todo se le vuelven pulgas) pues los problemas no vienen solos, sino con las correspondientes alcahuetas.

Vamos a ver si me explico, porque veo que el otro día no se me entendió bien...

Que no quiero COntarle mi vida a nadie.
Que no me interesan los COmadreos, ni los COtilleos, ni los COrreveydiles ni que me den el COñazo.

Que no cuento mi vida, que no revelo secretos, que no me gusta que me inmiscuyan en intrigas, que esto es un blog y es aire, que puede O NO ser verdad lo que escribo, que si lo es o no lo es, nadie tiene derecho a pedir más detalles.
Que no caigo en el juego fácil y sentimental de que me caiga bien quien dice que me adora sin saber ni de qué color son los zapatos que llevo.
Que no traiciono. Que no pido a mis amigos (claro... aquí viene la eterna discusión de qué es para cada uno un AMIGO) que traicionen a otros amigos... por si acaso van y lo hacen... no sea que luego la siguiente sea yo. Mujer precavida, y todo eso.

Que no, que no estoy para ese tipo de juegos. Que son cuarenta, de verdad, diga Satán lo que quiera.

Tengo libros por leer, un par de hijas que ver crecer, amigos que cuidar, pareja que mimar, alumnos por enderezar, un inspector a quien dejar boquiabierto, cientos de exámenes por corregir, un estado financiero por aclarar, cansancio para regalar, sueño, que ya me gustaría que fuera aceite de oliva, o en su defecto, petróleo...

Tanta alabanza, tanto halago, tanto palabrerío mal hilado, tanto atentado a la más básica sintaxis... tanto peloteo infantil, a tu edad... me cambias información por chuches, o qué?? tanta falta de ética disfrazada de psicología de bareto... es simplemente impresentable.
Tía, ponte una pelu y deja ya de dar la murga y de tirar de la lengua a otros... acabas delatando a la gente, y eso al final te dejará sola.

No me hagas utilizar tus mismas armas, que soy muy perfeccionista y lo acabaré haciendo mejor que tú. Atiende a tus asuntos. Te sorprenderías si vieras lo bien que me apaño para resolver los míos.