Tatuaje


Es como prolongar durante horas la sensación de una mala noticia.
Es como una tupida manta de pastor, vieja y áspera.
Es un eterno retorno, tan previsible como inevitable.
Es mirar en todas las direcciones que se te ocurren y no encontrar nada.

Hoy me ha hecho llorar.
Me ha hecho sentirme impotente, terriblemente impotente.
Y se ha apoderado de mí una tristeza honda y viscosa,
una soledad infinita, tatuada, indeleble.
Maldito reloj. Maldito domingo.

5 comentarios:

Jaime dijo...

No es por romper la magia, pero anda que el p*** lunes.... a ver si con todas las papeletas, decimos a medias, participaciones y mondongos nos da pa retirarnos..no del todo, sólo a una isla donde hagan falta sólo la sombrilla y la sonrisa. Tanto carajo... el trabajo mata. Que obliguen a poner carteles con calaveras en infojos!!

Ana dijo...

Tú odias el lunes porque tus domingos son de compartir manta y palomitas, hacer manitas y sestear al calor de pecho ajeno.
Con esos domingos, yo odiaría el lunes, igual que tú.
Adoro los lunes porque tengo tanto por hacer que me agoto, me rilo, me deshago en mil estupideces que me sacan de mí.
Cuando tengo un minuto (ahora mismo) estoy rota y no tengo ganas ni de llorar.
No sé si me explico...
Ojalá te toque la lotería, Jaime, querido. Aunque juraría que ya te ha tocado :)
Un beso grande.

Miss.Burton dijo...

No creo que un domingo pueda contigo, sí que te desgaste un poco mas... que las cosas consiguen despedazarnos aún mas, las tristes...
Vuelve a tus clases esos lunes, intenta olvidar que hay relojes que nos alargan las horas en los momentos bajos, y que de ellos dependen muchas ilusiones o desgracias, de alguna fatídica hora de esas...
Yo el lunes pasado, me tiré mirando el reloj y limpiando la cocina con amoniaco y lejía, cinco horas del máldito reloj ese, que tenemos a medias. Mientras, operaban por cuarta vez a mi enana favorita... y pensé que el tiempo no pasaba, y que la vida era una puta mierda.
A las nueve de la noche un msge me devolvió la vida, había salido de quirófano, sana y salva.
Y volví a creer en los milagros, y a valorar realmente las cosas que son importantes, y las que lo son menos, y a la que quizás tengo que quitar peso e importancia.
Te comprendo...
No es el puto reloj, es la puta vida.
Un beso fuerte, Tormento, espero que todo haya pasado y tengas un solazo delante, dentro ya lo llevas.

Antón Abad dijo...

Querida Tormento, sabe que esto es cíclico y que volverán las blancas palomitas, en el edredón sus rastros a dejar, donde se hacen manitas (y también a veces, surge un primer conflicto con el mando)
Hay un libro que me gusta mucho, es de Joe Fante, un protegido del viejo Bukowski; se llama:
Espera la primavera Bandini

Ana dijo...

DELI, te aseguro que un domingo puede conmigo. No te imaginas hasta qué punto un domingo me parte en dos.
Me alegro de que tu chiqui esté bien.
Y tú no seas bestia y no mezcles amoníaco y lejía, coño, que parece mentira que haya que decir determinadas cosas a determinadas alturas.
Hay que joderse!!

Cuídate, reina.
Un beso.

PADRE ABAD, le confieso que odio las palomas y mucho más sus rastros :)
Y le confieso también que en mi habitación no hay tele.Y nunca la habrá, por Real Decreto de la reina Tormento I.
Buscaré el libro, y le enviaré un efecto Coolidge, aunque ya casi que se lo doy en mano en estas (putas) entrañables fechas que (glups!) se aproximan.
Un beso, vaya con dios, amén, avemariapurísimaytodoesoooooo,
Muá!!