No sé en qué momento fue, pero esta manía mía de comprar compulsivamente libretas, bolígrafos y demás aperos de escritura, me llevó a comprarme una Moleskine hace algunos meses... quizá ya hace un año... casi con toda seguridad.
Empecé a tomar apuntes de algo que leí y que luego deshice, reordené, añadí... y que se convirtió en un libro que debe de estar a punto de salir a la calle.
Empecé a tomar apuntes de algo que leí y que luego deshice, reordené, añadí... y que se convirtió en un libro que debe de estar a punto de salir a la calle.
Los apuntes de aquello fueron arrancados de la Moleskine y entregados a mi gato con botas... supongo que ya duermen el sueño de los justos, que es lo que era justo.
Después, algunos párrafos que sirvieron para cerrar algunas heridas abiertas.
Después, el olvido.
Después, algunos párrafos que sirvieron para cerrar algunas heridas abiertas.
Después, el olvido.
Y después, pegamento y tijeras para ir dejando constancia de que he ido y venido, he visto, entrado, olido, comido, bebido, sentido... y la Moleskine se ha convertido en un cuaderno de viaje de aventurera intrépida con rimmel y labios pintados. En la mochila suelo llevar zapatos de tacón que escasas veces salen de su sitio.
En estos momentos, la pobre Moleskine tiene dentro como tropecientos folletos, entradas y visitas a monumentos, a iglesias y catedrales, a museos, entradas de cine, de teatro, billetes de tren y avión... y ligeros párrafos que intentan reflejar qué pasaba por mi cabeza y por mis vísceras en aquellos momentos. Y no siempre es todo hermoso y cursi, que he llegado a visitar el Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo, eh?? Ha habido tiempo para todo, y quiero que así sea.
Esta noche pensaba sentarme con mi barra de pegamento y mi pluma a escribir, cortar, pegar... pero tengo pereza. Así que dejo sólo un ligero propósito de continuar con esta especie de cuaderno de viaje/base de datos/crítica gastronómica feroz, registro de eventos y epistolario íntimo y personal, declaración de amor a la carretera, a los raíles, al aire, a quien pintó, a quien esculpió, a quien coleccionó, aunque fueran orinales, a quien nos recibe y nos acoge por esos mundos de dios, a mi madre, que no hace de Celestina pero sí de canguro voluntario para que yo "me vaya donde me dé la gana", a mis hermanas, que alivian a mi madre de la responsabilidad de las princesas en patines, a mi padre, que las lleva a comprarse libros y cuentos, a mi compañero de viajes físicos y astrales, que me lleva de la mano, ni un paso por detrás ni uno por delante (tanto pedí alguien que me tratara como a un igual...) y a mí misma, porque de pequeña siempre me soñe así de movida, de inquieta, de ilusionada, de curiosa, de bien acompañada, de bien querida, de considerada, de entregada, de agradecida.
Tan agradecida...
Que han tenido que pasar cuarenta tacos?? Bien pasados están. Nunca es tarde si tienes pies para caminar y sentidos para disfrutar hasta del último rayo del sol de cada día.
11 comentarios:
Debo se rarita...
No me gustan los moleskines,les tengo antipatia.
¿razones? yo que sé...
Besos
40 tacos??? Y una polla como un cuello... 30 a lo sumo y eso el dia que estas cansada... y cuidado con la pereza en estos primaverales tiempos, que nos conocemos.
Tiene razón TORMENTITO, los cuarenta son una edad excelente en esas circunstancias
me puede decirr por favor ¿qué DEMONIOS es una moleskine?
Buenos días:
Sr. Lúzbel, a ver si se lo explico y no se enfada conmigo.
Es una libreta, un cuaderno o como se le quiera llamar. Lo suele usar la gente culta (risas) y si no tiene un moleskine muy mal asunto. Es un signo de distinción o algo parecido.
¿De verdad no lo conoce?
Yo he ido acumulando a lo largo de los años una buena pila de libretas, muchas de ellas ligadas a viajes o estancias en el extranjero, aunque me temo que más bien dedicadas a aquello que pasaba por mis vísceras -tengo unas vísceras un tanto parlanchinas- que a la narración de la aventura exterior que podían representar. Eso sí, ninguna es una Moleskine. Es que nunca he sido una chica con clase :P
No te demores mucho en compartir con nosotros todos esos retazos de la aventurera intrépida que hay en ti. Que la cosa promete.
Ah, y da gusto leerte tan requetebien :)
¡Un gran beso, guapa!
Una moleskine es una libreta pija de morirse, cara e incómoda para escribir.
Pero la ví, se me antojó y fuí tan gilipollas que pagué lo que me pidieron, que fue una pasta.
Suelo escribir en folios sueltos, con fecha y numerillo abajo a la derecha, para no perderme. Cuando pasan milenios, cojo los tochos de folios y los tiro, no sin antes haberlos roto en pedazos diminutos... maniática, pero libera un huevo!!
Por lo demás, decirle a Carlitos que es un deslenguado y le voy a lavar la boca con jabón Lagarto.
Besos grandes, peña!!
Yo siempre tiré de cuadernos, de esos gordos de toda la vida, no gasté pasta en una como la tuya, principalmente porque no la tenía, pero oye, perfecto, veo que has sabido aprovecharla y llenarla, y lo que te queda, y lo que llegará. Y no me cabe duda alguna de que ya desde pequeña, eras así, una enorme, con ganas de comerse el mundo, y no dejarse nada en el tintero, así que tus cuarenta equivaldrían a por lo menos sesenta de alguien normalito... digo...
En el físico, pues no te he visto, pero si Carlitos dice eso tan bonito... fijo que estás rebuena, maja¡¡¡
Un besazo fuerte, sí, hay momentos que hay que grabar con tinta, porque a veces, la memoria se jode, y nos parece que algunos recuerdos no se vivieron, que igual casi que lso vimos en una peli, o los escuchamos en otra parte, pero que no eran nuestros. Es bonito tener un cuaderno de viaje por así decirlo... Yo ahora cumplo esa función entre el blog, y los textos y poesías que me escribo en mi portatil... sí, hija, tengo alguien qeu siempre me provoca poesía y poesía... tonta es una, pues luego el adonis siquiera la merece...
Un besazo fuerte, y sigue, continúa, adelanteeeeeeeeee¡
Pues doy fe de lo que dice Carlos...
yo tengo que reconocer que tuve una... que debe estar en algún cajón cercano, incluso. Eso sí, me daba cierta vergüenza sacarla (me refiero a la Moleskine, eh).
Pero bueno, le cogí cierto cariño. Allí escribí uno de los pocos cuentos que me han publicado.
¿¿Cuarenta años?? ¿¿pero se puede llegar a esa edad??
Besazos, arbolillo!
¡PLÍÑ! gracias por ponerme al tanto
La verdad es que siempre pasé de pijadas, y escribo por detrás de esos folios con publicidad de "Altos intereses", que los bancos tienen a bien proporcionarnos; es que soy un demonio ecológico
DELI, que Carlitos es miope!! Ve menos que un pez frito, y además me quiere, y eso le hace poco objetivo, y a Luna no le pasa lo de la miopia, pero sí "lo otro"... si te digo que tengo cuarenta y que se me notan, tú hazme caso.
Ni siquiera soy enorme, tía, no llego al 1.60... medianita y rechonchi, te lo prometo.
Escribe, niña, que limpia el alma más que Tenn con su mayordomo!!
Beso!!
LAGARTO, a mí también me pasa, que soy pudorosa, y la saco poco :P
Pero creo que una vez en la vida, hay que tener una, para no volver a picar nunca más. Son tan monas como incómodas.
Cuarenta, se lo juro. Usted cómo lo lleva, oiga??
Hay que joderse...
Beso!!
LÚZBEL, yo tacho los importes que me han sangrado y amontono papel para que mi princesa pequeña pinte. Creo que tengo una artista en casa, tengo que hacer una foto de la pared de mi salón pa que os quedéis boquiabiertos.
Beso, recicleitor!!
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