Borradores en zozobra (I)

El mundo, a veces, se para.
No el mundo, más bien el tiempo. Va el reloj y se desacompasa respecto al resto de relojes de los seres humanos que te rodean.

Entonces, cuando estás metida hacia adentro y no hay nada afuera que te haga serenar el espíritu, te das cuenta de lo sola que puedes llegar a estar.
Sola contra tí misma, sin tiempo para nada más que una pelea absurda de la hoja contra la raiz, la madre contra la hija, la hija contra el padre...
El tiempo, a veces, te atenaza y te engulle en una espiral de la que no sabes escapar. Falta aire, falta alegría, falta lucidez. Te eriges en vampiro de la templanza ajena y aprovechas la ocasión para sentirte culpable, incapaz, más débil de lo que eres capaz de asumir... dependiente, maldita sea.
Te puedes rebelar tantas veces como quieras, puedes sacar fuerzas de sitios insospechados, encontrar reservas de energía que estaban tan olvidadas que te sorprende encontrar.
Puedes intentar virguerías, pero cuando el tiempo dice STOP y el cuerpo obedece al tiempo, no hay más remedio que claudicar, reconocer que no puedes llegar a todo y dejar que te cuiden.

Y

4 comentarios:

Antígona dijo...

Con este post, Tormento, haces más que nunca justicia a tu nick.

Supongo que todos estamos esencialmente solos en la impotencia, como en el dolor de muelas. Supongo que a todos nos cuesta asumir una dependencia de la que nunca es posible librarse del todo, ni creo que en el fondo deseable, por más que a veces la sintamos como una carga.

Pero cuando el tiempo se para no se puede hacer otra cosa que esperar. Esperar a que las manecillas vuelvan a ponerse en marcha para nosotros. Esperar a que un nuevo día o una nueva semana o nada en realidad vuelva a darles cuerda. Porque siempre sucede. Aun cuando en el momento en que el reloj se para a uno le entren dudas y miedos al respecto. Pero eso es algo que forma parte del propio reloj parado.

Dejar que le cuiden a uno cuando lo necesita no es claudicar. Es una sabia decisión. Y valiente. Como valiente es en muchos casos ponerse en manos de otro, aunque no lo comprendamos fácilmente.

¡Un beso!

Joan Torres dijo...

Oiga, que "ti" no se acentúa. Ni en los borradores ni en ningún sitio. En cambio "mí" sí. Como por ejemplo decir: "Ya sabe usted que no está sola, que me tiene a mí".

Ana dijo...

ANTÍGONA, tienes razón, y cuando el cerebro recupera sus funciones básicas, se da uno cuenta de ello.

Pero cuando no funciona.... échate a morir!!!

Creo que la tormenta amaina :)
Un beso, guapi.

ESCÉPTICO, lo sé.
Sé que ese monosílabo no se acentúa, pero es un vicio ancestral, de cuando los pronombres sí se acentuaban... afortunadamente no soy perfecta, pero intentaré enmendarme, se lo prometo.

Sé que le tengo (esto suena a horrible presunción!!) es como una especie de certeza que doy por sólida y bastante inquebrantable. Precisamente estos últimos días salió usted varias veces en mi conversación.

Varios besos a repartir.
Uno gordo pa usté :)

Carlitos Satan dijo...

Me quedo con lo de "dejar que te cuiden"... a ver si nos aplicamos el cuento.

Chata.

Estamos aprendiendo.

Tenlo por seguro.