Vínculo


Ante un leve brote de nostalgia que interacciona con cansancio y alergia, encuentro la excusa perfecta, cojo un tren de esos que dicen que son tan rápidos como el pensamiento y nos presentamos las princesas y servidora (con tres horas de retraso, léase EL DOBLE de lo que dura el trayecto) en los dominios familiares.

Me encuentro con una recua impresionante de sobrinos guapísimos y entregadísimos, una hermana con un barrigón del quinto sobrino que en lugar de cuatro meses parecen ocho y una sarta de buenas noticias que me hacen pensar que soy afortunada hasta decir basta, y que no sé cómo agradecer a la buena suerte que pasen tantas cosas buenas.

La abuela progresa adecuadamente, es decir, cada día más bruja.
Padre no está tan mal como pensábamos y el quirófano podrá esperar.
Viene el sexto sobrino en camino, de puntillas y entre algodones, que ya perdió cuatro su futura madre, viene con unos cuidados extremos y mucho control por parte de todos menos de la interesada, que sigue construyendo su casa de madera. Ahora, sin embargo, ya no se sube a las vigas y se queda abajo pasándole las herramientas a su sufrido (de verdad, sufrido) esposo.

Mi sobrino P. ha inventado un verbo nuevo, IMPRESCINDIBLE: el verbo hacefaltar, que se conjuga cuando alguien hace algo por tí que no era necesario, y entonces hay que decir: no hacefaltaba!!
Y además ha pintado un cuadro de Miró y me ha dicho: Tiana, cuando sea un pelín famoso te voy a regalar unos tacones verdes.

Y estoy encantada.
El meme decía "eres feliz?" y yo respondí: no puedo quejarme.

Quiero, me quieren, río y hago reir, escucho y me escuchan... en breve, cuando nos sentemos a la mesa en algún cumpleaños o similares, seremos diecisiete. Supongo que habrá que tirar algún tabique...

Sí. Soy feliz, qué coño, y que dure!

7 comentarios:

Jaime dijo...

K gustazo leer eso!!!

Ana dijo...

Y mi gato viene a verme!! qué más quiero???

El próximo post será publicidad pura y dura, voy a gritar "lo nuestro" a los cuatro vientos, con altavoz y todo.

Un beso, mi niño.

Luna dijo...

Será tremendo.
Me pondré tapones en los oidos..

Besos, loquita

Cósimo dijo...

Y que dure, es que con poca cosa al final uno es feliz... mi felicidad se ha visto siempre reducida a un desayuno perfecto: un buen cafe con leche, un cafe de los buenos, y a elegir entre croissants, bollos y tostadas con mantequilla y mermelada... pero esta felicidad me la han arrinconado los consejos médicos a los fines de semana, me querían quitar el café, pero les dije que yo sin el cafe mañanero caería en una vil depresión.... sí, mi felicidad es un desayuno perfecto, en silencio además, olvido todo las tristezas...

Ana dijo...

Pues sí que será tremendo, que las cosas buenas hay que pregonarlas, que bien que gritamos cuando nos quejamos.

Tápate los oídos que en un par de ratos de duración indefinida te lo cuento con pelos y señales.
Un beso, LUNITA.

CÓSIMO, yo no tengo médico que me desaconseje esos desayunos, pero me los he prohibido porque el otro día, al subirme en la báscula, una voz así como de robot dijo: POR FAVOR, SUBAN DE UNO EN UNO.

Y claro... ahora, cafelito y biscotte integral a palo seco... snif...

Pero usted que puede, no se corte y acuérdese de mí cuando mordisquee esos manjares que me triplican el perímetro :)
Un beso, hermoso.

d2 dijo...

No es lo que pasa, que pasa poco, es como lo cuentas... Me encanta... Gracias, es una gozada leerte

Ana dijo...

Me pondré gorda como una vaca, pero tú no dejes de venir, eh?
No te reprimas ni un poco, que tengo el ego fatal de los ganglios :P
Un beso.