Cotilleos.com

Qué poca vergüenza hay que tener para no dar de comer a la parroquia!

Como si no hubiera nada que contar! Como si el constante caer de la gota malaya hubiera cesado,  o yo me hubiera acostumbrado o quizá hubiera encontrado el acomodo, el conformarme... como si me hubiera doblegado, yo, Tormento, la loca de la calle...

Vamoshombreeeeee...

Podríamos tocar los enormes cambios que presenciamos, pero yo soy especialista en arte moderno, no en historia contemporánea,  que, por cierto, se repite. Como las lentejas. Pero no me interesa.

Podríamos comentar que tengo muchas más canas que hace un par de años. Pero mira... lo raro sería lo contrario. No perdamos tiempo con mi aspecto. Estoy de escándalo.

Cosas importantes: ya me río de Janeiro. De Mauricín, de su puta madre, de la zorra que metió la ropa blanca  con la de color y quiso hacernos creer a muchos de los de entonces que mezclar churras y merinas era trending topic o como se llame (yo no tengo tuiter de ese porque no me deja explicarme. Es un roñoso). Me río hasta de mí, fíjate cómo estará el patio.

Que se casa mi ex.
Y aquí ando, dando por saco a mis princesas, chinchándolas para que vayan vestidas de lo que son, unas jipsters, unas indis, unas adolescentes con bolis en el moño, con zapatillas sucias porque la moda es acumular mierda pura...
Y la una se me parte de la risa y a la otra le da vergüenza reirse porque es su padre.... pero qué cabronazo es, mamá... cásate tú, para liarla parda y comernos unos jamones y unas garrafas de vino en el campo... ( lo que quieren es escribir algo bonito y su no-padre no las inspira, eso es lo que pasa. Tanto premio literario, pobrecicas...)

Puessss... es que creo que soy mucho más indi y más jipster que todo eso, reinas mías.



Para Coco, que me reclama. Con amor.




Con el buen tiempo empezó a notar unas incómodas mariposas en el estómago y una extraña necesidad de echar la vista atrás, pensando qué habría sido de Fulano o Mengana.

Con su habitual falta de tacto se puso manos a la obra, saludando a los fantasmas del pasado como si no supiera que detrás de cada historia había viejas heridas que dejó abiertas y cubiertas de sal. Talmente el imbécil Mauricín de antaño, un poco más viejo, un poco más convencido de su posición de privilegio, con sus puños de la camisa vueltos hacia atrás, su pelo engominado y algo más largo de lo que marcan las buenas costumbres, que es lo que marcaba la moda desde hacía un par de años. El imbécil Mauricín que había sembrado el dolor por su entorno como quien reparte bolsas de pipas.

Con más pena que gloria apeló a los viejos tiempos para recuperar a Fulano y a Mengana recurriendo a recursos poco diplomáticos y más propios de un gañán que del supuesto caballero que siempre creyó ser.

Fulano puso tal distancia que, aunque hubiera querido recuperar el contacto, era ya imposible. Suerte de crisis que le llevó al culo del mundo con un trabajo que le llenaba y que puso en su camino una nueva vida llena de retos, de alegrías y potentes anclajes. Fulano ya no era Fulano, sino don Fulano.  Feliz, completo y sin vuelta atrás.

Mengana, la pobre, sintió un pinchazo en el pecho cuando descolgó el teléfono cuyo número ya entonces había olvidado y reconoció al otro lado del auricular a su verdugo. ¿Qué demonios quiere este mequetrefe a estas alturas de la vida? ¿Dónde está el sentido común? ¿Quién le ha dado mis direcciones? Juró y perjuró que había borrado mi correo, mi teléfono, que había olvidado que existo... ¿a santo de qué viene ahora a preguntarme cómo estoy? 

Mauricín se deshizo en explicaciones absurdas sobre lo importante que era mantener buenas relaciones con la gente a la que has querido, la necesidad de restañar heridas y mantener una cierta fluidez en la comunicación, por aquello de ser civilizados, educados en caros colegios, amigos de la familia y todo eso... porque fuimos importantes el uno para el otro, porque tenemos mucho que aportarnos desde una relación cordial de amigos, y toda esa sarta de lugares comunes a donde van a parar todos los hijos de la gran puta.

Mengana, que recordaba tanto los cuernos como los abrazos, la cruel indiferencia de que fue objeto como el profundo amor que le profesó antaño, escuchó atentamente la perorata, recibió durante semanas hermosos textos llenos de cariño y respeto, algún que otro ramo de flores y finalmente una proposición para una cita.

Con la paciencia de las gentes de buen corazón aguantó estoicamente las entradas del adefesio Mauricín respondiendo siempre con silencio.

Porque las historias mal cerradas vuelven una y otra vez sobre sus pasos. Y cuando la pelota está en su tejado, Mengana sabe muy bien cómo administrar lo que Mauricín no soporta: la incertidumbre.

Galbana


En este estado de "mañana, mejor" pasa el tiempo sin acordarme de este sitio donde yo escribía tanto y tan bien.

Es tan gordo el tema que, cuando he venido a verme me he dado cuenta de que tenía otros blogs más o menos cerrados y ni siquiera he sido capaz de acordarme de la contraseña para entrar, aunque nada más fuera que a borrarlos. Ya no me hacen servicio.

La cosa es que va García Márquez y se muere, el tipo. A la vez, una de mis retoñas se lee la Crónica de una muerte anunciada y yo empiezo a recordar la sensación tremenda que me producía leer a este genio que nos ha dejado medio lelos, medio cojos, totalmente huérfanos. Coño... si me oye Vargas Llosa me cruje y con razón. Entre otros.

Se nos mueren los genios y es una putada.
Voy a ver si me enrollo de una vez y le hago alguna que otra sustitución.

Me propongo firmemente recuperar el hábito terapéutico y altamente socializador de escribir con una frecuencia razonable. Ea.


Y que Gabo me perdone, de antemano. Pero hoy, con un par, he puesto el primer párrafo de los Cien Años de Soledad en la pizarra digital y mis chicos de diez años, leyéndolo en voz alta y por turno riguroso han flipao. 


HAN FLIPAO!! Y eso me ha hecho recuperar momentáneamente la fe en la Humanidad.

Venga. 

Es cierto, digan lo que digan los gurús gafapasta y otros supuestos literatos, que se escribe mejor cuando estás tocado.

Si te duele el corazón, si te han decepcionado, si estás en la cuerda floja, si algo te desconcierta, es fácil liarse a parrafazo limpio y sacar en un tiempo no superior a veinte minutos un post medio decente.

Si tienes ansiedad, ya es la bomba. Escribes como si fuera una hemorragia.

El problema (¿problema?) viene cuando las cosas se asientan, cuando aprendes a relativizar, cuando la noche es para dormir tranquila (o no, pero la usas bien), la cuenta corriente deja de correr hacia abajo, aprendes un poco más de matemáticas y llegas a contar hasta diez, el ex marido se convierte en un ectoplasma desprovisto del poder de hacer daño, los amigos te quieren y lo notas, el señor que te okupa media cama dice que también.... las niñas te sacan ya tres palmos y se te cae la baba viendo tanta alegría y tanta hermosura. Y por supuesto, todos los días te quedas con las ganas de desplumar esos pavos con un poco más de celeridad, no nos engañemos. La adolescencia ajena es insoportable. La propia, mágica.

Entonces, si no hay dolor ¿para qué coño vas a escribir, teniendo como tienes a la parroquia acostumbrada al quejío hormonal continuo?

Pues por eso no escribo. Leo, mucho, a todos vosotros.

Pero estoy pasando por eso que llaman una calma chicha que por un lado no quiero que acabe, porque me permite descansar. Por otro lado, por supuesto, necesito aventura.

A ver si me invento la aventura desde la punta de los dedos contra las teclas y nos dejamos de polladas.

Tutto bene.

Se les quiere, ésta es la prueba.

El hambre y las ganas de comer


A estas alturas de la peli me planteo que si yo fuera una escritora de postín pasaría a los libros de literatura con el leit motiv del paso del tiempo como algo realmente terrible. Por suerte para los estudiantes de la ESO, no voy a pasar de irregular quejica virtual. Ellos se lo pierden.

 Puesss... Madrid... "yo me bajo en Atocha" y tal...

Pasar unos días en los Madriles paseando por rincones de antaño es...

...reconocer que las patas de gallo que orlan mis ojitos negros hogaño no han salido por generación espontánea. Cada vez que pasé por el parque del Canal de Isabel II y apoyé mi cabeza en tus piernas en los bancos dejó una huella que ahora veo, ahora que paso por allí y no te veo y no sé cómo encontrarte. Ahora que no se me ocurre poner mi cabeza en ningún otro par de piernas. Ni de coña.

...guardar entre el esternón y las dorsales ese paseo por la Costanilla de San Andrés y recordar un beso de película cuando ya sabíamos que lo nuestro era Amor Verdadero con fecha de caducidad.

...parar en un bareto esquinero a apretarme cuatro cañas bien tiradas y recordar conversaciones boca-oreja que desdecían lo que los ojos gritaban. Ya no me cuesta nada ocultar el mensaje de mis globos oculares.

... someterme al puto hado y doblegarme. 

... reconocer con Sabina que "casi todo sabe a casi nada". 

... no encontrar mis grafitti de tiza en las paredes... y no recordar lo que te puse... y a tí tampoco...

Volver a pisar (sin querer) por donde no se debe es ser gilipollas.

Las cosas no salen como quieres. Soñar es perder (más) tiempo.

Pero eso sí, mañana será otro día y otro día que seguiremos creyendo (porque así queremos creerlo) que volverán a comernos los morros en las esquinas, volverán a jadear en nuestra oreja, volveremos a empotrarnos contra una pared cualquiera sin acordarnos de que llevamos ropa y hay bajocero, volveremos a pensar que aquí mismo vale, pero ya, vamos, volverán las oscuras golondrinas... y volveremos a creer (porque así necesitamos creerlo para seguir respirando) que alguien, a su extraña, incomprensible manera, nos quiere.



"me lo dijo una señora disfrazada de cualquiera
que quiso que la besara como si no la quisiera"



Telarañas




Que yo tengo un blog, joder...

Que tenía mis lectores, mis leídos, mis amigos y conocidos y esta puta vorágine me come la vida, coño.

Que desde que me mudé me agarré a la vida de cada día, a la prosa, al asfalto y a la histeria de Madrid y esto se quedó olvidado y lleno de telarañas, cagontó...

¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos? 

[...]


No sé si no estaré sublimando... Sólo me siento bien cuando me siento profundamente sola.
Vamos a ir pensando en un bonito convento de clausura.

Atención, pregunta:

 




¿Qué hace un ser humano normal (repito: normal) cuando se da cuenta de que un proyecto vital (el que quieras poner aquí) está condenado al más oscuro de los fracasos?

Ejemplos:

- Nunca podré equipararme a fulanita.

- No voy a conseguir nunca combinar mi ropa adecuadamente

- Jamás escribiré un libro cojonudo

- Nunca valorará lo que va a perder ya mismo

- Es imposible reutilizar el plato roto, por mucho cariño que le tenga

¿Qué hace?

¿Resignarse?

¿Rebelarse y darse de leches una y otra vez contra lo que no le sale bien?

¿Llorar a moco tendido hasta que no puede abrir los ojos... y luego nada?

¿Aceptarlo elegantemente y seguir adelante?

¿Bloquearse y no saber ni dónde tiene la mano derecha?

Dímelo, por favor. Necesito fingir lo que hace un ser humano normal (repito: normal) cuando ve cómo un proyecto vital se cae al suelo sin remedio.

Evidentemente...


En estos tiempos de ausencia he experimentado una vivencia altamente... altamente... bueno, una vivencia. 

La palabra es JODIDA.

He sufrido dolores horrorosos sin saber qué hacer para resolverlos, he estado tumbada durante seis meses de martirio, desánimo e impotencia. Me he rendido a la evidencia de que si un médico dice que hay que operarse, hay que operarse, superar el miedo irracional a que te desencuadernen y claudicar, digan lo que digan los gurús de moda, llámelos yoguis, acupuntores, osteópatas o simplemente Carlos Luis.

Es mentira cochina que hablar con el dolor te reconcilia con él, es falso como un duro de plástico que el cuerpo se recupera solo si le dejas, es una maldita falacia todo el discurso alrededor de la mística del dolor. Si te duele de cojones, no hablas ni con el dolor ni con el que te quisiera someter al tercer grado. Tonterías, millones y millones de tonterías.

Cuando algo te duele en el siglo XXI eres muy libre de quitártelo mediante exorcismos, meditaciones, posturas imposibles de yoga o novenarios a la santa reliquia de San Bolondrón. Da igual, porque si te duele de verdad te van a dar morcilla. Y si te curas es porque tienes el dolor en el coco,  y eso ya es otro cantar de los cantares. Yo me quito los dolores de coco escribiendo. A veces.  

Pero si en el siglo XXI algo te duele, seguro que hay alguna solución encontrada tras muchos años de investigación por parte de esta mal considerada sociedad occidental. Coño... para algo bueno que vamos consiguiendo, queda tapado por una crisis que considera que TODO  está mal. Y eso es falso e injusto.

Y nada... ya estoy buena, gorda de reposar absolutamente durante seis meses y pico, con más ganas que poderío, pero con ganas. Y a ver si recuperamos el verbo, el hábito y los amigos.

Como propuesta, no empezamos mal.




Hay más horas en un día de las que se pueden rellenar haciendo nada.

Miles de millones de horas  entregadas a construir la casa por el tejado.

Desperdiciamos el tiempo como si fuera eterno.

 






Nostalgia




Tengo un presente lamentable que me da millones de horas para internarme en el pasado y fantasear con el futuro.

Hoy he cedido a la tentación que me acechaba desde hace tiempo y he viajado hacia atrás.

El me dijo: "Eres un libro de arte".

Con perspectiva, creo que es lo más hermoso que... he leído.

Y por suerte, se mantiene escrito para que no lo olvide.


UNAS PALABRAS SOBRE PORNOGRAFÍA



No hay peor lujuria que pensar.
Es pura lascivia que se propaga cual hierbajo anemófilo
por los parterres reservados a las margaritas.

Nada hay sagrado para quienes piensan.
Con descaro llaman a las cosas por su nombre,
elaboran análisis disipados y síntesis concupiscentes,
se entregan a la salvaje y libertina persecución de la verdad desnuda,
al toqueteo libidinoso de temas delicados,
al roce de opiniones. Y se quedan tan anchos.

A la luz del día o al abrigo de la noche,
se juntan en parejas, triángulos y círculos.
No importan sexo ni edad de los integrantes.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.
El amigo pervierte al amigo.
Hijas depravadas corrompen a sus padres.
El hermano celestinea con su hermana menor.

Les apetecen otros frutos,
los del árbol prohibido de la ciencia,
y no las nalgas rosadas de las revistas en color,
ni la pornografía al uso, ingenua en el fondo.
Les divierten los libros sin estampas,
con único interés: ciertas frases
subrayadas a uña o a lápiz rojo.

¡Qué espanto!¡En qué posturas,
y con qué escabrosa simplicidad
se deja una mente fecundar por otra!
No constan ni en el mismísimo Kamasutra.

En estas citas sólo el té está caliente.
La gente se sienta, mueve los labios.
Cruza las piernas, pero cada cual las propias.
Así, un pie descansa en el suelo,
y el otro, el libre, se columpia en el aire.
Sólo de vez en cuando alguien se levanta,
se acerca a la ventana
y por una rendija de la persiana
fisga la calle.

De "Paisaje con grano de arena" (Wislawa Szymborska) 

Reciclar, reutilizar, recuperar.

Ya estoy mejor del coco y mucho peor de otras cosas que se curan con pastillas. Se llama hernia de disco y me cagüensuputamadre.

Mi corazón late con fuerza y me queman los deditos sobre el teclado.

Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.


Déjame que te cuente...




Pero hoy no....  :)

MAÑANA!!!
En alguna ocasión me retrataron de espalda y colgué la foto.

Otras veces publiqué partes de mi cara.

Yo soy esta cara de la foto, según dice ahora mismo mi webcam. Con toda la intención estoy escuchando el Concerto per Margherita. Pocos ya de los que siguen este pañuelo lleno de mocos conocen la historia de amor entre esta canción y yo. Y quien lo pudiera entender, a estas alturas, debería haber dado señales de vida y lucidez en algún momento previo a mi decisión de no perdonar.




Y esta que lo es (¡vaya si lo es!) ha sufrido un ataque de apatía y abulia, una melancolía difusa, un desencanto, un "¿para qué más?", un acceso de realismo (Belén Esteban se está haciendo de oro haciendo lo mismo que yo: airear su mierda y decir palabrotas).

Lo noto en mis ojos y en cómo se me está poniendo todo el pelo blanco a una velocidad que me asusta y me proporciona una agradable sensación de vértigo. Se me dulcifica el rostro y me siento cansada y sin ganas de pelearme contra elementos que ni siquiera sé si lo son, o son mis propios gigantes.

Mis referentes se han caído sin aviso previo. Me siento profundamente sola.

Siempre tuve claro que esto sólo era un espejismo. Ha durado más de lo razonable, le estoy agradecida a blogspot y a mi facilidad para dar forma de renglones a mi emoción.

También me propuse, a modo de juego y como medida disuasoria, que mi último post sólo sería una sonrisa (lo siento, no damos para más) y un enorme gracias.

A todos.



Convaleciendo sin prisas


Ay, no le encuentro el punto a este blog.


Será la enésima crisis de los cuarenta, o alguna idiotez de ese tipo.

Un leve lavado de cara, pero tampoco le va... nossséééé...


Me dieron el alta, sí.

Me estoy desintoxicando de los tripis, aunque me da pereza, la verdad... se duerme tan bien... se amortizan las cervecitas, sale mucho más barato ponerse piripi perdida... dos cañas y unos alegrones de miedo.

Despedimos a los alumnos y a sus familias (que dios confunda a todos los adultos cabrones que hay sueltos por ahí con niños... y que se los quiten las autoridades, joder, que los están convirtiendo en subnormales profundos).


Mañana se acaba. Por fin. Adiós a la directora déspota que se comió una multa de doscientos euros por hija de puta. Adiós a la compañera trepa que tuvo los santos cojones de chivarse. Adiós, maja... qué mala suerte tuvo, la pobre... ¡no la creyeron! Por mala puta, no te está mal empleado... Adiós a los maestros cansados y apáticos, a los vagos, a los que se escaquean, a los irresponsables y a los que se pintan el rabo del ojo y pasan el día poniendo a parir a todos sus compañeros por detrás. Van a ir al infierno todos. Que les metan en las calderas de Pedro Botero y que ardan hasta el final de los días. Y luego, prórroga. Por cabrones.

Por poco tiempo. El próximo curso será lo mismo, aunque el cole sea otro. Más de lo mismo, y siempre igual. Me avergüenza este colectivo. Me asquea. Miserables aborregados, mediocres con ínfulas, piojillos puestos en limpio, gente sin expectativas más allá de acabar prontito, prontito...

Con suerte, con los recortes, me chupo el año cobrando el paro (vaya casaputas que es esta crisis) y preparando oposiciones y curritos alternativos relacionados con Patrimonio (eso sería una lotería de las gordas).


En fin... on the road again, pero piano.

Para empezar de nuevo, y van ya setenta veces siete, animaremos a la selección. Hoy veo el partido solita, así que voy a enfriar un par de birras, una para cada mitad.


Villa, Iniesta... a formar!

La propiedad privada


Cualquiera que me conozca de más de dos días sabe bien que soy una persona generosa y franca.
No es un gran capital, pero es lo que hay.

Generosa en exceso, y en exceso franca, es cierto. Soy bastante excesiva, tengo problemas a la hora de ponerme límites, debería ser más reservada y más contenida.

Tengo más años de los que me gustaría tener ahora mismo.
Tengo algunos problemas de salud un tanto insidiosos.

Tengo dos hijas insoportables y se me antojan ingobernables a ratos.
Supongo que las dos necesitan un par de hostias, y yo necesito dárselas. Ya.


Tengo emociones.
Son mías.

Tengo derecho a odiar, aunque no lo hago... es cansado y estéril.
Tengo todo el derecho del mundo a frustrarme, a desencantarme, a enfadarme y a que se me note.

Tengo derecho.
Es lo único que tengo.


Sin embargo, tengo que encerrarme en una habitación a llorar de rabia y decepción para que no se me moleste nadie.
No hay derecho.


Hay días (hay noches) en que ni saber que andas ahí detrás me alivia.
Quiero volver a hacerte reir. Pero antes tengo que dejar de llorar.

Dame un momento.





...mándame en un sobre tu sonrisa rota...