A veces me pasa como a San Pedro y saco la espada por una causa que después niego varias veces.
Es el canto del gallo, las horas duras en las que quiere y no puede amanecer.
La hora del desconsuelo, el celo, la sed, el deseo condenado a garrote vil.
Cuando ladran los perros del amanecer.
Otras veces miro hacia el cielo buscando señales y sólo veo el aire sucio y seco de esta primavera incipiente que no trae nada nuevo.
Flores, pólenes y alergias varias que nos baquetean las costillas y el lagrimal, lubrican el tracto respiratorio y embotan el entendimiento.
Hay horas de lluvia en las que extraño el cobijo de tus brazos, y otras de infierno en las que no recuerdo tu nombre.
Días llenos de miseria humana sin un consuelo en el silencio nocturno y días en los que me siento miserable por no tenerte entre los santos de mi devoción inmediata.
Todo ello regado con el exquisito vino de un mimo constante y contenido, contradicción en estado puro, tu calma contra mi tempestad, tus certezas contra mi trastabilleo existencial, tu convicción contra todos mis miedos. La loca de la calle y... tú.
Ni fuegos artificiales, ni chiribitas en los ojos, ni el ojo del amo engorda el caballo, ni el corazón enardecido de pasión febril.
Amasado con razones, argumentado matemáticamente, incluyendo silogismos BARBARA, CELARENT, DARII, FERIO, recurriendo a los clásicos, revisitanto a Eco, Bach, Shackleton, entendiendo posturas en otros foros irreconciliables...
Apoyados en la necesidad serena de ser valientes y creer en algo por lo que no daría un duro si le estuviera pasando a otro.
Miles de palabras para decir que no sé vertebrar el discurso que te ponga en tu justo lugar.
No sé ni por qué, ni cómo.
No tengo explicación.
Realmente, no me hace falta.
Me haces mejor, me haces sentir un valor al alza.
Aunque no siempre sea justa, pero es sólo porque te extraño, y no sé racionalizar eso.
Es el canto del gallo, las horas duras en las que quiere y no puede amanecer.
La hora del desconsuelo, el celo, la sed, el deseo condenado a garrote vil.
Cuando ladran los perros del amanecer.
Otras veces miro hacia el cielo buscando señales y sólo veo el aire sucio y seco de esta primavera incipiente que no trae nada nuevo.
Flores, pólenes y alergias varias que nos baquetean las costillas y el lagrimal, lubrican el tracto respiratorio y embotan el entendimiento.
Hay horas de lluvia en las que extraño el cobijo de tus brazos, y otras de infierno en las que no recuerdo tu nombre.
Días llenos de miseria humana sin un consuelo en el silencio nocturno y días en los que me siento miserable por no tenerte entre los santos de mi devoción inmediata.
Todo ello regado con el exquisito vino de un mimo constante y contenido, contradicción en estado puro, tu calma contra mi tempestad, tus certezas contra mi trastabilleo existencial, tu convicción contra todos mis miedos. La loca de la calle y... tú.
Ni fuegos artificiales, ni chiribitas en los ojos, ni el ojo del amo engorda el caballo, ni el corazón enardecido de pasión febril.
Amasado con razones, argumentado matemáticamente, incluyendo silogismos BARBARA, CELARENT, DARII, FERIO, recurriendo a los clásicos, revisitanto a Eco, Bach, Shackleton, entendiendo posturas en otros foros irreconciliables...
Apoyados en la necesidad serena de ser valientes y creer en algo por lo que no daría un duro si le estuviera pasando a otro.
Miles de palabras para decir que no sé vertebrar el discurso que te ponga en tu justo lugar.
No sé ni por qué, ni cómo.
No tengo explicación.
Realmente, no me hace falta.
Me haces mejor, me haces sentir un valor al alza.
Aunque no siempre sea justa, pero es sólo porque te extraño, y no sé racionalizar eso.
7 comentarios:
¡PLÍÑ!
Exquisito querida
Aquí no es el sitio de las confesiones, eso es en la Iglesia con el cura.
Nosotros esperamos cosas mas normales, tu último sueño erotico, que hicistes de comer ayer, de que color te vas a teñir el pelo la próxima vez que vayas a la peluqueria, estas perdiendo lectores si sigues por este camino no vendrá ni Carlitos.
Un beso y piensalo.
M'alegro de que le guste, LÚZBEL.
Un beso.
Oye, PATOLOSCOJONES!!
Este sitio es para vomitar yo mis cositas.
Eres un joío morboso!!
Mi último sueño erótico te lo voy a contar ahora mismo, hombre.
Sueño con que Carlitos retire de todito mi cuerpo serrano un FOIE entero. Entreteniéndose especialmente en los dedos de los pieses. El foie, de ganso, claro. Mientras tanto, yo voy rimando en consonante.
TOMAYÁ!!
Lentejas y albóndigas, a la segunda pregunta.
A la tercera, me tiño en casa, castaño oscuro. A veces, rojo.
Y finalmente, Carlitos y yo practicamos un amor indestructible, sólido en sus cimientos, me lea o no. Tiene que soltar usted muy potentes graznidos para que eso cambie. Nos ponemos los cuernos con alegría, eso también.
Otro beso, chinchorro!!
Coño!!!
Es humano flaquear, un árbol, nuestras debilidades y nuestro no saber son partes esenciales de nosotros mismos. No seríamos los que somos sin ellas.
Aquí estamos en constante proceso de aprendizaje. Ante todo, acerca de lo que somos y lo que queremos ser. No es un aprendizaje fácil, no. La confusión suele predominar por encima de la certeza.
Pero poco a poco, niña, pasito a pasito. Y aunque haya cosas que nunca se terminen de racionalizar, hay que confiar en esas razones del corazón que, como Pascal decía, la razón no entiende pero que, antes o después, suelen acabar imponiendo su verdad.
De punta se me han puesto los pelos con tu post. Hay en él una voluntad de verdad que apabulla. Brindo por tu valentía.
¡Un beso!
De Logroño, CARLITOS??
Beso :)
ANTI, no me considero valiente para esto, sino más bien un poco miserable por no saber dar más.
Pero eso sí, la verdad siempre. Dijo uno hace unos años algo así como que la verdad nos hace libres. No siempre, claro... hay que utilizarla con cautela!!
Beso, guapi.
JODER!!!!:-(
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