Estamos esperando...


Cada vez que suena el teléfono se me sube el corazón a la boca.

Manuel está a punto de nacer, le quedan escasos diez días, quizá menos teniendo en cuenta que su hermano Pedro fue ochomesino, según mi padre por la fea costumbre de mi hermana de hacerse veinte kilómetros diarios en bici hasta el penúltimo día. El pobre estaba hasta el gorro de llevar los morros contra el sillín, dice papi.
Manuel será mi quinto sobrino.

Está previsto que para una semana más tarde, nazca Víctor, que será el sexto, hermano de Anita (mis sufridos lectores veteranos quizá recuerden que nació en el baño de su casa, hay nombres que imprimen carácter y yo lo avisé) y de Marcos.

Manuel será, como Pedro, un superviviente. Un niño que tendrá que aprender rapidito, que no tendrá más remedio que espabilarse, conquistar cotas de autonomía a una velocidad de vértigo y sufrir los horribles guisos (por llamarlos de alguna manera) de su madre, que odia cocinar pero se sube al tobogán con su hijo, y se tira de cabeza tantas veces como haga falta. Tendrá (tiene) un hogar sólido, una gata Leonor, un hermano encantador, absolutamente encantador, que me ha prometido regalarme unos tacones verdes cuando se haga "un pelín famoso" y mucho sentido del humor. No en vano, al padre de la criatura le llamamos Flanders. "Pedro, ponte los pantaloncillos!
Adoro a ese niño, antes de llegar, porque supone una victoria doble, triple, cuádruple... una victoria absoluta e inesperada después de cuatro abortos y un cáncer superado, todo en la persona de su madre.
Manuel tendrá que mamar mientras su madre cuelga un cuadro, lee un libro sobre aislamiento térmico para esa casa que están construyendo con sus manos o juega con Pedro. Llevará, como Pedro, pijamas de color rosa heredados de las primas, léase las princesas, por mucho que Flanders eche pestes... menuda es mi hermana! y aprenderá bien prontito a decir palabrotas y, sobre todo, la palabra que sirve para todo lo que no consigue de mamá: TIANA!!
Es una gran suerte, porque una madre tan ocupada como esta, tiene que dejar a los niños con alguien... y de eso me beneficio yo, menos de lo que quisiera, pero encantada.
Estos niños se dejan malcriar, Pedro me dice: ya verás cuando se entere mi mamá... que ella no me deja!!!

Víctor, por el contrario, será un niño corteinglés,vestido a la última moda, probablemente no herede nada de sus hermanos, mucho menos de sus primos. Le bañarán con productos de última generación para que su piel no sufra y le lavarán las sabanitas a diario. Semanalmente irá al médico para que le digan lo guapo que es, cuánto ha engordado y cuál es su percentil, o como diablos se diga. La medicina privada tiene un filón con estas madres, la verdad.

Nunca llevará una mancha, un moco, una caca pisada en los zapatos, le pondrán vídeos de Baby Einstein desde el primer día que llegue a casa, fabricarán una burbuja a su alrededor y me regañarán cuando le pegue el primer estrujón, como me regañan cuando digo "mecagüen", que es palabrota. Nunca estará sin su padre o sin su madre. Siempre, uno de los dos presentes.
Sus padres crearán la tercera marionetilla: "dile a la tía Ana cuántos años tienes, báilale a la tía Ana la canción de nosequé, no te imaginas lo bien que ha comido, que hoy le he puesto dos puerros en el puré, no digas palabrotas delante de los niños, cuidado, no le estrujes así, ven, hijo, que la tía Ana te ha arrugado toda la camiseta..."
Sus hermanos tendrán celos horribles y les afearán la conducta, porque HAY QUE QUERERSE.
Me dan pena estos tres mosqueteritos... aunque si el gen no les traiciona, tendrán tiempo de mandar a sus padres a hacer puñetas, pisar un par de charcos y mearse en la bañera, como todo hijo de vecino.

Yo intentaré ser justa, pero tampoco me voy a esforzar, creo que esto o nace, o nada.
Víctor será perfecto. Manuel será un jipi como su hermano.

Yo me aproximo más al modelo Manuel, por aquello de que tus hijos no son tus hijos, que no vienen de tí, sino a través de tí, y todo aquello de un poema que ni sé de quién es...

Da igual, que vengan bien, que sean motivo de alegría, que sea una hora cortita, que son mis hermanas, tú.

Y un préstamo, que son muy miradas y algo habrá que regalarles...

7 comentarios:

coco dijo...

Que sea una hora cortita, querida sí. La de pedir el préstamo, quiero decir...

Cósimo dijo...

Pues que lo disfrute la tita Ana, ya sea el modelo hippie o el prada, que nunca se sabe, y de mayores, estimada, lo mismo van y cambian los papeles....

UnaExcusa dijo...

¡TIANA! Qué suerte tienes, me cagontó...

Sonia dijo...

Que suerte tienes de tener a tus sobrinos cerca, yo los tengo a miles de kilometros de distancia que cuando una vez al año (si hay suerte puedo ir a verlos) los 2 pequeños no saben quien soy, la mayor con 6 años si que se acuerda algo

Me has recordado a mi misma, podria haber sido yo hablando de como hacen las cosas mis cuñadas

Llegue de rebote pero me gusto mucho lo que lei, volvere

Un saludo

Sònia... no tan fiera... dijo...

Aich por dios... he visto el comentario de mi cuñada arriba y por un momento me ha dado un pasmo... jajaj pero yo soy una de las cuñadas sin hijos ni previsión de tenerlos!!

Yo soy más bien de dejar que los niños se lo pasen teta (perdone usted la palabra) y de ensuciarme con ellos.. una de mis mejores amigas se acaba de quedar embarazada y mucho me temo que su niño se acercará peligrosamente a la zona Corte Inglés, aunque ya haremos que se desmelenen: la madre y el bebé!!!

Eso sí.. es una gozada ver como se les iluminan los ojos cuando te ven, sabiendo que les espera un buen momento!!

Petons!!!

Ana dijo...

COCO, querido, no me lo recuerdes.
A quien Dios no da hijos, el diablo le da sobrinos... la proporción es clara: dos hijas, seis sobrinos, y en aumento. Los sobrinos, digo :P
Una bonoloto es lo que me hace falta.

Un beso:)

CÓSIMO, da igual si son de una marca o de otra, a mí me gustan mucho los niños, y mis sobrinos tienen su punto, todos ellos.
Llenan todo de alegría, entre otras secrecciones :P
Un beso.

SONIA, mis sobrinos están a seiscientos kilómetros. No los disfruto todo lo que quiero, pero creo que es por eso que cuando sí que puedo estar con ellos, los disfruto más.
Un beso.

OTRA SONIA!!
Jo, me vais a volver loca, venís en familia y con el mismo nombre!!

Pues sí... les cambia la cara cuando llega alguien que no les va a decir que hagan lo que hay que hacer, sino todo lo contrario...
Para eso estamos, cuando nació mi hija mayor, lo primero que hicieron mis hermanas fue llevársela a la habitación y pintarle las uñas de negro. Me ha costado seis años, pero me estoy vengando con un gustazo que no te cuento :)
Un beso.

GLAUKA dijo...

Está visto qeu últimamente todo son niños, las escasas nenas que nazcan se van a poner las botas en el futuro ;).
Y no te preocupes: yo creo que las princesitas hippies van a encargarse de hacer de ambos niños unos niños de la sandios, nada de pijismos, ya lo verás. Ellas, un poco la tiana, otro poco la abuela y cuando os deis cuenta, su padre tendrá poco o nada que hacer jejejejejejeje!!!

Mi cachorro, dado el ánimo de "viva el reciclaje" con que me lo estoy tomando, iba camino de cuidar el planeta, y cosas de la vida, ese mismo ánimo es el que un buen día me quitó el sueño al ver que me lo convertían en el principe azul (tooooodo lo prestado era azul celeste, principesco, con abrigos de 200 euros y coas así como puntillosas y lazos puarrrjjjjj!) pero no, ya me encargó yo de hacerle jerseys verde prado, chalecos rojo guinda y pantalones de rayas multicolores.
Igual un poco de lío al principio, pero na, que conozca ambos mundos para saber qué es lo que no ha de querer ;).
Un beso.